Árbol Genealógico

En este árbol genealógico está la historia de mi familia, desde mis bisabuelos hasta mi. Estas cuatro generaciones han vivido en épocas totalmente diferentes, debido a que desde el nacimiento de mi bisabuelo más mayor hasta el mío pasaron 99 años.
Mis bisabuelos Zacarias y María se casaron en 1924, con 24 y 21 años respectivamente. Tuvieron cuatro hijos y una hija, mi abuela María del Rosario, nacida en 1938.
Mis bisabuelos Basilio y Justa contrajeron matrimonio en 1919, cuando tenían 22 y 19 años. Cuatro años más tarde tuvieron a su primer hijo de seis. El cuarto, nacido en 1935, se llamó Emiliano y fue mi abuelo.
Emiliano y María del Rosario se conocieron cuando eran muy jóvenes y se casaron en 1963. Un año más tarde nació mi padre José Manuel. En 1965 nació Carlos, quien se casó en 1992 y en 2007 tuvo una hija, Nahia, con su mujer Ana.
Por parte de madre, mi bisabuelo Abelino, nacido en 1917, se casó en 1942 con Felicidad, nacida en 1920. Solo tuvieron a una hija debido que las complicaciones del parto impidieron que pudieran tener más hijos. Así, en 1943 nació mi abuela Felicidad.
Benedicto y Teodora se casaron en 1933, con la edad de 23 y 21 años respectivamente. Tuvieron tres hijos, el más pequeño nacido en 1941, llamado Benedicto, mi abuelo.
Felicidad y Benedicto se casaron en 1968. Mi madre María fue la segunda hija del matrimonio y nació en 1971.
José Manuel y María se casaron en diciembre de 1965, cuando él tenía 31 años y ella 24. Justo un año después tuvieron a Carlos. En 1998 tuvieron a María (yo) y, por último, en el 2002 trajeron al mundo a Carmen.
Es muy curioso como ha cambiado tanto la forma de vivir a lo largo de los años. Hace casi un siglo la gente se casaba con edades muy tempranas, sobre los veinte años, y tenían hijos un año después. También me sorprende la cantidad de hijos que tenían ya que algunos de ellos, tristemente, morían nada más nacer o cuando eran niños debido a las pésimas condiciones higiénicas que había en el parto y las muchas enfermedades sin cura con las que convivían.
Una generación más tarde, en la de mis abuelos, las edades para contraer matrimonio siguen siendo jóvenes pero no tanto como sus padres. Las condiciones de vida han evolucionado y mejorado por lo que la muerte infantil disminuye considerablemente. Por esta razón no se tienen tantos hijos como en épocas anteriores.
Por último, cabe destacar cómo cambian las cosas desde la generación de mis bisabuelos hasta la de mis padres. Estos últimos se casan con más edad y tienen a los hijos con más tiempo entre unos y otros, no tan seguidos como hace tiempo. Es curioso también cómo mis tíos por parte de padre esperan quince años para tener una hija, teniendo más de cuarenta años, algo impensable hace un siglo.