Las simulaciones
Las simulaciones consisten en poner al alumno en un en un contexto real o hipotético, y establecer en ese contexto una situación o problema que se podría dar en ese ambiente.
El objetivo es que, sustituyendo la situación real por una hipotética, los alumnos aprenden acciones y habilidades que podrán usar en la vida real con la misma eficacia.
Lo más positivo de la simulación como método educativo es que permite simular situaciones real cuando, por razones de tiempo, recursos o seguridad, no es posible realizar esas acciones en la vida real.
Las simulaciones son muy útiles en el ámbito de la medicina, para aprender sin poner en riesgo la vida de los pacientes, o en la aeronáutica. En la educación también tienen un papel muy importante, ya que permiten enseñar unos contenidos de forma diferente y más transversal que con otros métodos.
Algunos ejemplos de simulación, en relación con la educación, son:
Simulación social o dramatización
Los alumnos comprenderán mejor un tema si son participes de él. Mediante la dramatización ellos serán los protagonistas y aprenderán y entenderán mejor los contenidos.
Un ejemplo de este método es la dramatización teatral. Por ejemplo, si estamos estudiando un momento histórico, el aprendizaje será más efectivo si los alumnos representan una parte breve de ese momento, actuando como si cada uno fuera un personaje importante.
Role playing
Consiste en la simulación de una situación a partir de un personaje real o ficticio. Aquí, una vez más, se consigue que el aprendizaje sea transversal y efectivo.
Un ejemplo de este método en el ámbito educativo es la división de un aula como si se tratase de una sociedad antigua. Esto quiere decir que cada alumno tendrá un papel en la sociedad. En el caso de, por ejemplo, la sociedad romana, se dividiría a los alumnos en patricios, plebeyos, esclavos y el emperador. Si todas las actividades relacionadas con el tema se relacionan con la división por medio del role playing, los alumnos entenderán mejor los contenidos.